El Gran Premio comenzó con unos instantes de silencio en apoyo a Jules Bianchi, el cual sigue en un estado crítico, que se vio ligeramente alterado por el comienzo del himno nacional ruso, a orden expresa de los organizadores que solicitaron que el himno sonase en el más absoluto silencio.
Desde la segunda curva las cosas se pusieron de cara para el piloto inglés de Mercedes ya que las ansias de su compañero Nico Rosberg le jugaron al mismo una mala pasada al intentar el adelantamiento. Lo consiguió, pero con bloqueo de ruedas y una salida de pista que, primero le obligó a devolver la posición a su compañero y, después, a entrar en boxes para cambiar las gomas porque la frenada se las había dañado. Ahí estuvo la carrera.

Desde ese instante la carrera se traduce a un paseo del inglés y la remontada del alemán que se la jugó al realizar una sola parada en boxes, completando aun así 52 vueltas con el mismo juego de neumáticos y alcanzando la segunda posición, algo impensable hasta hoy en día, todo esto se debe a la `equivocada´ decisión de Pirelli al no llevar compuestos más blandos al circuito ruso.
Bottas, fue el invitado a la fiesta del podio, el finés que durante gran parte de la carrera fue segundo y creyó que al final obtendría esa plaza, pero no contó con la solidez de las ruedas de Rosberg. El finés está demostrando un alto nivel en la fase final del campeonato y con este tercer puesto se encarama a la cuarta plaza de la general, adelantando a Vettel y Alonso.
El asturiano salió octavo y a una eternidad de ese Button con el que antes luchaba. Después, con las paradas de unos y otros y el error en la parada de Ferrari , se quedó sexto y aguantó hasta el fina los intentos de Daniel Ricciardo por adelantarle. Otra decepción del mejor piloto del planeta con la escudería que está dejando atrás. Normal.
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